Evita la descomposición del agua.

·Anula los efectos de las heladas.

·Impide el paso de la suciedad.

·Suprime los trabajos de puesta a punto.

·Conserva el vaso de la piscina.

 Ahorra gran cantidad de agua.

·Ofrece gran resistencia al peso.

·Erradica  las heladas, al crear un colchón aislante entre el agua y el cobertor.

Conviene recordar que las gruesas capas de hielo que puedan formarse en la superficie de agua son causa muy común del agrietamiento de paredes o suelo de la piscina. Con el cobertor de protección este riesgo queda suprimido.

Evita la suciedad que normalmente cae en la piscina, como hojas, ramas, objetos que lanzan al agua.

Impide la descomposición. Al ser la cara interior del cobertor de color negro impide la entrada de los rayos solares, suprimiendo la fotosíntesis y manteniendo el agua limpia y cristalina de un año para otro.

Suprime los trabajos de puesta a punto al comienzo de la temporada, como la desagradable tarea de vaciar el agua descompuesta o la limpieza de la paredes del vaso de la piscina; bastará con pasar el limpia fondos y añadir los productos de mantenimiento.

Por este motivo el agua puede ser utilizada varios años seguidos. Aunque nos decidiéramos por la utilización del cobertor cuando el agua se ha teñido de verde, todavía podremos recuperarla.

A los pocos días de instalar el cobertor las algas se habrán depositado en el fondo; bastará con aspirarlas y volveremos a tener el agua cumplidamente limpia. De esta manera ahorraremos gran cantidad de agua y estaremos contribuyendo a proteger este bien común tan escaso y necesario.

Desde el nivel del agua hasta el borde de la albardilla existe una franja que queda expuesta a los rayos solares, sufriendo un especial deterioro en piscinas revestidas de poliéster, PVC o pintadas; con el cobertor este deterioro se suprime.